Por Dionisio Rodríguez Mejías.
7.- “Martini…, Rojo”.
Empezó su discurso diciendo que el presidente de una compañía no solo está para firmar cheques u “optimizar” la cuenta de resultados de sus empresas ─la palabra “optimizar” la repetía a cada momento─, sino para escuchar las sugerencias del mejor activo de la entidad: su personal humano.
Al oírlo, el personal que ocupaba las primeras filas inició una ovación y, al instante, se sumó a los aplausos el resto del personal.