El otro día fui a Barcelona. Suelo ir con relativa frecuencia, más o menos un año de cadencia, para pasar la revisión rutinaria que me hacen en la clínica Barraquer como consecuencia de dos trasplantes de córnea a la que he sido sometido ‑en el mismo ojo‑, uno en el año 2000 y el otro en el 2010. Al parecer, la córnea es el único órgano del cuerpo que no renueva las células, por lo que puede afirmarse que todos los trasplantes de la tal tienen fecha de caducidad. Como creo que ya se sabe, los trasplantes se hacen con órganos procedentes de donaciones anónimas; al menos los de córnea, por propia experiencia, puedo dar fe de ello.