Cosas de políticos

Hay que ver, amigo Loren, el revuelo que se ha liado con las declaraciones de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, en la presentación de la candidatura del PSOE a las municipales, cuando, a preguntas de los periodistas sobre las obras de la iglesia de Santa María, respondió que el Museo Arqueológico había adquirido una casa para su ampliación. Una respuesta un tanto desviada y además que extrañó a los presentes; más aún, si tenemos en cuenta la sensibilidad de los ubetenses con Santa María, donde tú y yo estamos bautizados, y de la que podría decirse sin temor a error que hay más ubetenses que no han visto nunca la iglesia abierta al culto que quienes sí la han visto abierta.

De todos modos, amigo Loren, debes saber que la ministra tenía todo el derecho del mundo para salirse por los Cerros de Úbeda. No en vano se encontraba en el “epicentro” de la mismísima capital de la Loma, en el Hospital de Santiago. Nadie salió al quite tampoco; ¡caramba!, ni siquiera el mismísimo cabeza de lista, don Marcelino; muy bien lo podía haber hecho, que para eso es diputado de Cultura, a no ser que supiera menos aún que ella. Eso son “cosas de políticos”, Loren, comprensibles «por consiguiente» (que diría otro), fruto de la vorágine preelectoral y mitinera que ya empezamos a vivir, o a sufrir, hasta el próximo mes de mayo. Algo nos queda todavía que aguantar, amigo mío.

Eso debía suponer un toque de atención para que los políticos estén mejor preparados, ¡demonios!, incluso cuando vengan a los mítines. Buen ejemplo de preparación es la que ostenta el omnipresente e incombustible Gaspar Zarrías, consejero de Presidencia. O sea, la mano derecha de Chaves, el que más manda; jaenés de pro, comprovinciano nuestro, de Cazalilla, donde tiran la pava por la torre de la iglesia. Él si puede presumir de estar bien preparado para cualquier contratiempo, mi querido amigo Loren. Se nota en cómo enfocó el asunto de la apertura de la Academia de la Guardia Civil, para lo cual ya se ha creado una “comisión mixta” formada por representantes del Gobierno Central, Junta de Andalucía y Diputación.

—¿Comisión mixta?

Sí, mixta; todos socialistas, pero mixta, amigo Loren; a ver si aprendes sintaxis.

—Pero ¿y el Ayuntamiento, representante de todos los ubetenses?

No seas imprudente, ¡Loren, leñe! El Ayuntamiento no pinta nada en la comisión; además, ya se le informará puntualmente de la marcha de la cuestión, y no te creas que se va a ir de rositas, que tiene que aportar recursos.

—Pero la financiación de todo el proyecto se hará con fondos públicos, ¿no?

—Eso es de cajón, mi dilecto amigo; no pretenderás que salga del Partido Socialista. Ellos son los que estudian, proyectan, diseñan, deciden y aprueban o no la apertura de la Academia; para eso están en la comisión y además son los que mandan; y lo más importante, querido Loren, ellos son los que administran los dineros públicos.

—O sea, algo así como Juan Palomo, ¿no?

Haz el favor de no tomarte a broma algo tan serio, Loren, no tiene gracia. A mí lo único que me mosquea en todo este asunto, un tanto enigmático, es que se haga coincidir con las Municipales y que no nos hayan dicho todavía que la apertura de la Academia «será un hecho, tanto si ganan las elecciones como si las pierden»; creo que los ubetenses no nos merecemos esta incertidumbre; ya ves, así son las cosas de los políticos.

—Pero, ¿quien cerró la Academia?

¡Loren, joéh!, eres incorregible; ya está bien de “tiritos”. Eso ahora no viene a cuento; es una pregunta inoportuna, amigo mío; ya investigaremos otro día y te prometo que te dedicaré una epístola. Ahora vamos a lo que vamos, a la apertura. Así, te quiero decir, Loren, que está previsto todo; incluso se ha pedido al Ayuntamiento «que no ponga palos en las ruedas»; en las ruedas del plan, claro. Aunque, pensándolo bien, eso es lo más parecido a «ponerse la venda antes que te den la pedrá»; quizás no las tengan todas consigo y se necesite un responsable en caso de fracaso del plan, claro.

—¿Entonces, puede haber alguna pedrá?

Bueno, mi caro amigo, si no se abre la Academia, ya sabemos qué hacer. En cuyo caso, señor Pizarro, ya sabe la que le espera: “leña al mono”. Y, de paso, esperemos que nos diga también quién mató a Manolete. A eso se le llama previsión.

almagromanuel@gmail.com

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