14-10-2011.
Amalia se arrepintió pronto de su ligereza. Cómo había podido caer en la trampa. Seguro que León… No, imposible, León no era de ese tipo de hombres. Se le ve venir de cara. Aunque, pensaba, si el que iba a pagar era Alfonso, podrido de dinero, qué más le hubiera dado pedir ocho que ochenta. Pensaba todas estas cosas mientras trajinaba en la cocina, preparando unas tagarninas para las tapas calientes de la noche.