Adiós, Eladio

02-04-2011.

 

En paz. Pudiendo mirar a los ojos a sus hijos. Con la Nobleza que nos demostró en vida. Murió hoy mi padre. Muchas gracias por vuestro interés. Un abrazo y disfrutad cada día de este regalo que es la vida. Eladio.

 

Este fue el SMS que recibí el día 12 de marzo de 2011 a las 19:37. Acababa de fallecer nuestro querido amigo, hermano, Eladio Garzón. Su hijo Eladio lo comunicaba.

 

Allí nos dimos cita al día siguiente, sus compañeros de curso ‑sus hermanos de Safa, los del 64‑, acompañados de nuestras esposas, porque ellas también lo querían. Tristeza, lágrimas y mucho silencio.

De izquierda a derecha, Berzosa, Cabrerizo, Herrera, Garzón, Ballesta, Molino y Vera.

Nada tenía que ver con el encuentro que celebrábamos dos meses antes, el 8 de enero. ¡Qué suerte tuvimos! Poder compartir con Eladio sus últimas sonrisas y en su casa darle la oportunidad de demostrar que seguía siendo el gran anfitrión. Él nos sirvió el vino de la amistad, con el orgullo de haberlo cosechado de su propia viña, y esa exquisita morcilla caliente de su pueblo, Gójar. Queríamos agasajarlo con nuestro cariño de siempre, con nuestra sincera amistad, él nos lo había dicho, y nosotros sabíamos que se estaba despidiendo. Por eso estábamos allí; por eso lo sacamos de su casa, nos fuimos a un restaurante, le hicimos conducir su coche. No importaba la comida: era estar con él, hablar, reír, recordar, vivir intensamente cada segundo de los minutos que nos quedaban para disfrutar de él. Creo que Eladio se sintió muy feliz y orgulloso con sus hermanos safistas.

 

Esta tarde, día 31, en la capilla de la Hermandad de la Vera-Cruz, en Sevilla, se ha celebrado una misa por el eterno descanso de su alma. Allí estábamos los compañeros que vivimos en Sevilla; hemos orado a Dios por su alma. A los creyentes, cuando un ser querido se nos va, sólo nos queda eso: pedir a Dios que lo acoja en su seno. Eladio, quien antes de morir fue confortado por los auxilios espirituales, seguro que está disfrutando de la presencia de Dios. Es nuestro deseo: que así sea.

 

 

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