21-04-2011.
Aquellos días fueron de los mejores de mi estancia en el internado.
Al fin llegó el dieciséis de marzo. Al día siguiente, salíamos para Valencia. Algo nervioso, con mi sobre cerrado y las doce mil quinientas depositadas en él, me dirigí, como había venido haciendo desde hacía dos o tres semanas a las oficinas de Autocares Hernández. Ya me esperaba.
—¿Qué tal muchacho? Buenos días.
—Buenos días —contesté, fingiendo cierta preocupación—.
—¿Pasa algo?
—No, señor; es que al final sólo he podido conseguir doce mil quinientas pesetas. Se las he traído en este sobre; pero, si no son suficientes, no podremos viajar.
Continuar leyendo «La gracia de Andalucía: el padre Rafael Navarrete, y 2»