Educar en la diversidad

06-12-2010.
En el año 1990, la investigación que el doctor en Pedagogía, Miguel López Melero, venía desarrollando sobre la educación de niños y niñas con síndrome de Down, se convirtió en un proyecto cooperativo de la Universidad de Málaga, del Servicio de Neuropsicopedagogía del Hospital “Bambino Cesú” de Roma, y de la Universidad de Bolonia.
Desde entonces, el “Proyecto Roma” (en Italia se le llama “Proyecto Málaga”) se ha centrado en la búsqueda de estrategias en los distintos contex­tos (familia, escuela, entorno) para superar las dificultades de enseñanza­‑aprendizaje y mejorar las condiciones de calidad de vida de las personas excepcionales, actuando en las dimensiones del ser humano desde su pri­mera infancia: lenguaje, procesos cognitivos, afectividad y autonomía.

En la actualidad, se ha extendido a otras Universidades del Mundo: Mendoza (Argentina), Belo Horizonte (Brasil), Guadalajara (México), La Habana (Cuba)…, ofreciendo una nueva visión de la Educación en el entor­no escolar, familiar y social.
La Fundación “Proyecto Roma” nace ahora como Investigación, docencia y cultura contra la segregación de las culturas minoritarias y fue presentada en el Ateneo de Málaga el día 8 de febrero.
Las palabras de Antonio Morales Lázaro, presiden­te del Ateneo, en torno a la idea de compartir valores, dig­nidad, educación…, abrieron un entrañable acto en el que se expusieron los avances conseguidos y las perspectivas de futuro.
Los principios del “Proyecto Roma” son los de la Cultura de la Diversidad, en los que los educado­res debemos inspirarnos para desarrollar nuestra labor educativa. Educar en la Diversidad supone una visión nueva de la realidad, en la que ser excepcional es un valor y no un defecto(Dr. López Melero).
Afortunadamente, cada vez más, sobre todo en la escuela pública, se van superando los esquemas pedagógicos del pasado y la Filosofía de la Diversidad, poco a poco, se va introduciendo en la vida de los centros. Aprender en un ambiente cooperativo, no competitivo y más humano, es un principio ineludible, si queremos trabajar por un mundo mejor desde la docencia y la cultura.
Pocos discuten la mejora importante que la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativo) ha conseguido en los colegios de Infantil y Primaria. En la ESO (Educación Secundaria Obligatoria) es donde persisten viejos conflictos, derivados de la difícil problemática de la adolescencia y la heterogeneidad en los agrupamientos, legalizada en las normativas de Funcionamiento y Organización de Centros.
Enseñar, en un grupo con grandes diferencias de capacidades intelec­tuales, distintos intereses y complejos problemas en el desarrollo de la per­sonalidad, es muy difícil, si no se dispone de los recursos metodológicos que fomenten el trabajo en equipo; de técnicas que conviertan al alumno en pro­tagonista y constructor de su propio aprendizaje; del conocimiento de los ins­trumentos de la evaluación como diagnóstico…
Conseguir que el aprendizaje sea interesante depende, en gran parte, de las metodologías. Y las hay tediosas, y también muy atractivas, sobre todo cuando el alumno manipula los contenidos, se le deja participar en proponer y criticar la planificación del trabajo, se le crea un ambiente cooperativo y se le refuerza positivamente lo que es capaz de hacer.
La motivación es un recurso profesional que los docentes debemos dominar para que a todos, independientemente del ambiente familiar y social del que proceden, se les despierte el interés por aprender. La falta de recursos profesionales convierte el examen en el único motivo para estudiar y en el principal instrumento evaluador.
La evaluación es uno de los grandes fracasos de la ESO. La mayoría del profesorado sigue calificando (no evaluando), sin tener en cuenta los procesos: analizar las dificultades, corregir los procedimientos, adaptar los contenidos…
El profesorado, hoy más que nunca, necesita prepararse en el conoci­miento psicológico de la etapa en la que trabaja; en nuevos avances didácti­cos que tengan en cuenta los principios de la Cultura de la Diversidad, con­trarios a la cultura del éxito o fracaso que nuestro sistema competitivo nos impone.
El día 22 de abril, el Ateneo organizó una mesa redonda sobre “La ley de calidad educativa”. Desde mi posición de moderador, comprobé el enor­me interés que despertó el asunto. Las intervenciones de los ponentes (Miguel A. Santos Guerra, catedrático de la Universidad de Málaga [UMA]; Miguel L. Melero, profesor titular de la UMA; Francisco Segura, Jefe de Estudios del IES “El Palo”), así como del numeroso público que llenaba la sala, sirvieron para contrastar diferen­tes y contrapuestos puntos de vista. La conclusión fue clara: es necesario el debate de todas las partes implicadas. Después, la ley.
El Documento de Bases de la Ley de Calidad es, en realidad, la contra­rreforma de la LOGSE. Desde un diagnóstico falso, acusa a la comprensivi­dad como el elemento responsable del deterioro del sistema educativo y del incremento del fracaso escolar(Manifiesto de Jabalquinto). Pretende solu­cionar los problemas, volviendo a segregar a las personas por su bajo rendi­miento académico, en gran parte relacionado con la procedencia social, los graves problemas familiares o las diferentes capacidades. De manera que, en plena adolescencia, los fracasados, desmotivados y sin falta de recursos cul­turales en su entorno familiar, se agruparán juntos para terminar su etapa de educación obligatoria. ¿Cuál será el lugar que le corresponde a los que se les diagnostica con Necesidades Educativas Específicas?
La Cultura de la Diversidad es la alternativa, pero sólo será posible con una ley de financiación que dé prioridad a la formación del profesora­do y a la disminución de la ratio en las aulas. Queremos que todas las per­sonas, excepcionales o no, tengan el lugar que les corresponde en una sociedad cada vez más deshumanizada, y en la que, como se cita en el docu­mento presentación de Educar en Málaga, «educar no debe ser dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida» (Pitágoras).
 
“La Ley de Calidad Educativa a debate”.
Moderador: Diego Rodríguez Vargas, profesor de EGB, Vocal del Ateneo de Málaga.
Intervienen: Miguel Ángel Santos Guerra, Catedrático de la UMA; Miguel López Melero, Profesor Titular de la UMA, Francisco Segura Ríos Profesor, jefe de Estudios del IES “El Palo”.
(Artículo publicado en la revista Ateneo de Málaga, en septiembre de 2002).

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