07-12-2010.
La Plaza del Reloj siempre ha sido en Úbeda el centro geográfico de este noble pueblo, el eje en el cual giraban todos los acontecimientos, y en él rodaban y se gestaban todos los aconteceres de alguna importancia.
El reloj era el centinela imperturbable que, día y noche, marcaba las horas. Los amigos allí se reunían, en la Plaza del Reloj, junto al quiosco de “Perico Huevos”, junto a la barandilla de los urinarios, o sentados en los escaños de baldosines, donde estaban representados los monumentos más meritorios de nuestra ciudad. ¡Cuántas veces, o mejor diría, cuántos años he esperado que el reloj diera las nueve o las cuatro para incorporarme a mi trabajo! Y lo mismo que yo, los empleados del Métrico, cuando era una sociedad compuesta por Villar, Ogállar y Tuñón, los de la tienda de Velasco, los de Lechuga o los de Enrique Albandoz.