08-12-2010.
Casi dos meses anduvimos ejercitándonos en las islas desiertas del archipiélago y en las costas occidentales. Pero no siempre nos permitían desembarcar en las habitadas por creernos invasores. En la pequeña isla de Cefías, que Codo creía despoblada, los pastores que pastaban con sus rebaños en las laderas de las colinas, al divisar las naves y vernos maniobrar para el desembarco, incendiaron los bosques para hacernos huir.