“Los pinares de la sierra”, 115

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

2.- Una respuesta inesperada.

Aquel día comprobé que, para conservar un cargo de cierta responsabilidad, hay que tratar a los demás con cierto cinismo, mantener una frialdad mezquina y no esa bondad simplona que nos distingue a las personas normales y que, a veces, se confunde con la estulticia. Así me hablaba mi mejor amigo. Cuando le respondí que yo no veía la situación con tanto optimismo, me miró y se echó a reír.

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