Por Dionisio Rodríguez Mejías.
3.- Los últimos detalles.
En ese momento apareció en el comedor el señor Bueno, con la caja de los relojes en la mano; le entregó uno a María Luisa y, con suma discreción, Soriano le confesó que la señora estaba interesada en adquirir dos parcelas.
―¿Lo hace como inversión o para edificar? ―preguntó el jefe de ventas—.
―Como inversión ―respondió Soriano con gran seguridad—.