Por Dionisio Rodríguez Mejías.
3.- El “simpa” y la detención de los timadores.
El miércoles siguiente, cuando nos dirigíamos a la reunión semanal del equipo, vimos a Roderas y Mercader salir del edificio, custodiados por una pareja de la policía que, a empujones, les obligó a subir en la parte trasera de un furgón. «¿Qué pasará?», nos preguntamos Paco y yo. Acostumbrados a verlos tan seguros de sí mismos, nos extrañó que los llevaran esposados como dos delincuentes, y los metieran a empujones en el coche. La cosa debía de ser muy seria por la cara que hacían. Dudamos entre largarnos escopeteados o asistir a la reunión, para enterarnos de lo que ocurría. En esta ocasión, pudo menos el miedo que la curiosidad.