Por Dionisio Rodríguez Mejías.
2.- Una mentira más.
Mientras caminaba hacia la puerta, me vino a la cabeza una idea brillante y luminosa, que estaba seguro de que le iba a impresionar. Me invitó a sentarme, encendió un resto de puro que había en el cenicero, se arrellanó en el sillón y dijo, mirándome a los ojos en tono desafiante.