Por Dionisio Rodríguez Mejías.
5.- Trileros y bolicheros.
Mientras bajábamos en el ascensor, Paco empezó a contarme la particular historia del señor Bueno, una estrella de la venta, según él. Había nacido en la calle de san Jerónimo, en pleno corazón del Barrio Chino. Esa fue su universidad ―me dijo Paco―, y se doctoró con premio extraordinario. Hasta que lo llamaron a filas, trabajó como bolichero, primero en las Ramblas y luego en el rompeolas para que no los sorprendiera la policía. Le dije que no sabía qué era jugar al boliche, y me preguntó.