Por Dionisio Rodríguez Mejías.
3.- El drama.
Notaba que el corazón me latía como una locomotora y empecé a sentir frío. Ya estaba decidido a ir a buscarla, cuando la vi salir del edificio y venir hacia mí. Tragué saliva y le di gracias a Dios. Me echó los brazos al cuello y me besó. Siguiendo con mi papel de hombre duro, le empecé a echar una reprimenda, muy enfadado.