Por Dionisio Rodríguez Mejías.
2.-Una espera insoportable.
Tomé el incidente como un aviso, la besé en la frente y, a partir de entonces, conducía con tanta prudencia que los demás coches nos adelantaban por la derecha y por la izquierda. Habíamos escapado de Santamaría, y ante nosotros se abría un futuro nuevo y prometedor.