Por Dionisio Rodríguez Mejías.
5.- Una oferta de ensueño.
Era verdad que mi padre había trabajado en San Javier, pero no era piloto, sino mecánico; y tampoco se estrelló con un avión como la familia repetía a todas horas. Pero, como lo que acababa de afirmar no era verdad, acompañé la frase con un fingido gesto de tristeza para hacer la historia más creíble. Lo cierto es que murió de tuberculosis. Lo del accidente fue un invento de la familia para que nadie supiera que yo era hijo de un tuberculoso. Todas las personas, hasta las madres, tienen sus rinconcillos de basura que, por vergüenza, tratan de ocultar. Y, el que la noticia hubiera salido en los periódicos, era de mi cosecha: lo dije para eliminar cualquier atisbo de sospecha. Cuando una cosa así sale en los periódicos, además de muy cierta es importante. El caso es que mi respuesta pareció satisfacerle tanto que, a partir de entonces, fue directamente a la cuestión para la que me había citado.