Por Mariano Valcárcel González.
Me alejan de ciertos grupos y movimientos, en los que podría encontrar afinidades ideológicas o programáticas, las cuadrillas de talibanes doctrinarios que los alimentan, animan y, a veces, alcanzan niveles de poder tanto interno como externo, y con el poder, la tendencia compulsiva al control y a la descalificación y defenestración de todo lo que verdadera o imaginariamente no les es afín o aceptable.
Ya escribí acerca de la izquierda caníbal que a sí misma se destruye (o crea un saturnal monstruoso).