Por Manuel Almagro Chinchilla.
La salida.
Con obispo o sin él, el proyecto era inaplazable. Y en esas llegó el día 1 de julio. En la tarde anterior ya se habían concentrado en el santuario sacerdotes, algunos peregrinos con sus familiares, la junta directiva y hermanos de la Cofradía. Nos congregamos a lo largo de una mesa para tomar una frugal cena e intercambiar las últimas impresiones, en un vívido coloquio al fresco en la recatada plaza del santuario, antes de irnos temprano a descansar en el albergue de la Hermandad, a la espera del día siguiente. Hubo a quien el sueño le fue tan frugal o más que la cena.