Por Fernando Sánchez Resa.
Aquel día, como nuestra brigada quedaba en línea de fuego y necesitaba nuevos atrincheramientos (que hacía nuestra compañía), solamente nos retiramos dos o tres kilómetros, mientras las ametralladoras enemigas no cesaban de disparar y la aviación nos enviaba su estruendo de bombas. Nuestra compañía tuvo suerte; no así la Brigada 73, que tuvo muchísimas bajas. También acampó junto a nosotros una compañía de ametralladoras (que venía de Madrid), cuyo indisimulado objetivo era ametrallar a las propias fuerzas que huyesen del enemigo: era la puesta en práctica (ante nuestros ojos) de los métodos rojo‑bolcheviques de nuestra resistencia… Menos mal que nuestra brigada era muy aguerrida y pudo contener ese día el ataque de los nacionales; bueno…, era lo que le esperaba a la espalda…