Por Mariano Valcárcel González.
Todo tiene consecuencias y no vayamos a creernos que eso no se cumple. De simples o malintencionados es alimentar esa creencia; y de especuladores y manipuladores que pretenden cambiar el destino (o superarlos), como si ello pudiese ser posible. Reafirmo, todo acto tiene sus consecuencias (que se pueden manifestar tempranamente o con el paso del tiempo).
Nos enfrentamos a un panorama movedizo, incierto, deprimente o quizá novedoso (según quien lo mire) y no queremos comprender que lo de hoy no es ni más ni menos que consecuencia de lo de ayer, que ahora nos pasa factura.