Por Manuel Almagro Chinchilla.
Historia de una peregrinación desde Tíscar a Santiago de Compostela
Introducción (II)
Hoy en día, proponerse una marcha a pie de mil doscientos kilómetros, en la que se van a invertir unos cincuenta días, se le supone, a quien desee realizarla, un apego y un amor a la Naturaleza no muy comunes. Requiere mentalizarse para asumir un cambio radical de la vida de rutina y un tanto sedentaria; algo que puede causar, en el neófito, un impacto difícilmente asumible, ya que una adaptación no conseguida del todo puede conducirnos al abandono de los fines propuestos, cuando no a la animadversión de proyectos futuros semejantes. Siempre se ha dicho que «Querer es poder» y «Poder es querer», pero no dejan de ser pensamientos que nacen en nuestra psique, cuya veracidad y consecución está a merced del puro convencimiento propio, del cual yo estaba completamente seguro. Se trata de identificarse con la idea: «Yo soy yo y mis pensamientos».
Integrarte en un grupo, si no homogéneo, sí lo bastante consolidado como para culminar tal reto, requiere, necesariamente, coincidir en la valoración del mundo que te rodea e interpretar, de similar manera, las influencias que se reciben de él.