Por Mariano Valcárcel González.
Me reitero, sí, vale, lo admito, pero en la vida todo es reiterar, reiterable y reiterativo. Si no, venga usted y no me admita que muchas cosas de las que suceden (o sucedan) no son como repeticiones más o menos ajustadas a guiones anteriores; eso que los petulantes definen con un déjà vu.
¿Y en qué me reitero? Pues, en lo que sigue; que en los veranos es común el ver a chicos y chicas avanzando por eses calles con mochililla a la espalda o carpetas bajo el brazo, camino de academias o viviendas particulares donde les esperan algunas horas de clase.