Sesenta años de “Jaén”

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

Con la pluma (como diría un clásico) de Ramón, asistimos al sexagésimo aniversario de la creación del diario JAEN (sin tilde). Recrea en el artículo su irrupción en el diario de la provincia, en 1957, cuando el rotativo llevaba dieciséis años de andadura. Después de cuarenta y cuatro años aportando colaboraciones de forma ininterrumpida, había entrado ‑según sus propias manifestaciones‑ en la senectud de su vida, que le permitió situarse en una atalaya con perspectiva de dominio del pasado, presente y futuro del periódico que tanto amó.

Cuando en 1991 este diario celebraba las bodas de oro, este artículo escribía así: «“Jaén” ha cumplido la mayoría de edad y ha madurado. Durante estos diecisiete mil días, más o menos, ha deparado prestigio y ha sido prestigiado. Prestigio es una palabra seria, sin vuelta de hoja. Es influencia, ascendencia, máxima autoridad de que puede gozar una persona o medio».

El primer artículo que me publicó “Jaén” fue el día 12 de junio de 1957, siendo aún director Fausto Fernández de Moya, el primero de todos los que hasta ahora han dirigido este diario. Firmaba mis artículos con el seudónimo Ramón de Alba. Probablemente, no sé si por temor de que mi nombre de pila completo apareciese en la cabecera de mis primigenias colaboraciones que yo consideraba mediocres ‑como así era en realidad‑ hasta que, por la expresión muda de “mis” lectores ‑creo que ya los tenía aunque limitados‑ comprendí que me reivindicaba como columnista si no en la cima literaria, sí del montón que pausadamente iba escalando la ladera de esa cumbre, en la que pudiera esperarme una musa como Calíope, para situar en mi frente unas hojas de laurel hasta que, con el tiempo, me ganase a fuerza de pluma la corona completa. Desde entonces han pasado tantos años y tantas vueltas ha dado la vida y la mía en concreto, que ahora, el aparecer extraordinario de “Jaén”, conmemorativo de esas seis décadas que yo he seguido al pie de la letra ‑nunca mejor dicho‑, no he tenido más remedio que secar las emociones afloradas a mis ojos motu proprio, al mismo tiempo que no he podido frenar los recuerdos que, atropelladamente, han pasado por mi mente, y entre los que he visto muchas caras conocidas que ya no están vivas, y figuras de dilectos directores que me dejaron la razón de sus consejos y el abrazo de su amistad y comprensión, correspondiendo con la publicación íntegra de mis artículos audaces, animando al autodidacta que así presentaba ilusionado de ver su firma estampada ya positivamente identificada.

“Jaén” acaba de cumplir sesenta años abrazando a los antiguos colaboradores y saludando paternalmente a los modernos, que se atreven con el mundo con su desparpajo y elocuencia periodística. Muchos de estos ‑les aseguro ahora desde el podio de mi edad‑ se harán igualmente seniles escribiendo en estas entrañables páginas, haciendo buena la frase anónima de que, con sacrificio, pueden que logren poco; pero que, sin sacrificio, es seguro que no lograrán nada.

Es razonable que no tenga memoria histórica de todo lo ocurrido después de 44 años al pie del cañón, devanándome los sesos para “ovillarlos” en “Jaén”. Periódico en el que he seguido en sus avatares y he visto crecer y superarse, hacerse color y testigo también de sus logros y premios, de sus gratas menciones recibidas de bocas solventemente proverbiales, enfáticas y de justicia. Y, dentro de todo, el recuerdo, eso sí, de un hombre con nombre: Esteban Ramírez, que un día se le ocurrió llamarme “el más constante” y regalarme el honor de un homenaje, al que asistieron todos mis compañeros en las fatigas periodísticas, «por ser un poeta de la prensa, un artista de las letras y un amante de mi tierra». Eso dijo. Pero… ¿por qué todo esto?

Está claro: porque a los malos tiempos les pongo buena cara; porque mi veteranía, que es un grado, está por encima de todo lo adverso; y porque no quiero perderla. Porque sé capotear esas adversidades, tengo la paciencia de Job, no soy un “remilgado”, dispongo de ilusión constante, tengo confianza, sé clasificar y, siendo así, esto es lo que ha reportado la continuidad en “Jaén” como pueden comprender sensatamente. Lo demás, lo “otro”, lo que se piense, no me preocupa. ¡Estaría bueno!

(06‑04‑2001)

almagromanuel@gmail.com

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