Por Pedro Pablo Vico Robles.
La tarde de junio ya va ardiendo
en el bello jardín tan recordado…
El aire, tan cálido y perfumado,
con esencia de rosas que voy viendo.
¡Jardín en floriluciente fantasía!
El aire es abanico acompasado,
que, entre olor de flores, es impregnado
de fragancias que contagian la alegría.
El perfume del jazmín nos embriaga,
cayendo del balcón, tan sosegado,
y yo, sentado en el banco encalado,
navego en bergantín que no naufraga.
La tarde va cayendo misteriosa,
entre olor y belleza de una rosa.