Pregón de feria 2014

Por Fernando Sánchez Resa.

Mientras el manto de la noche ubetense hacía sus arrumacos (en este viernes, 26 de septiembre), en el Auditorio del Hospital de Santiago se estaba fraguando algo importante… Mucha gente iba tomando posiciones, tanto en el patio de butacas como en las gradas laterales, aunque las cuatro primeras filas estaban reservadas, con nombres y apellidos: las del lado izquierdo, por la familia del pregonero; las del derecho, por toda la corporación municipal y políticos al uso, que lo habían elegido por unanimidad para que pregonase nuestra feria, este redondo año…

A la entrada del auditorio estaban dos hermosos carteles taurinos, a ambos lados del dintel de la puerta, con la foto del único espada: Juan Antonio Soria Arias (más conocido por JASA) y su escogida cuadrilla de ayudantes y muletillas.

La velada se preveía novedosa y entretenida. Gente pululando por aquí y por allá, hablando de lo divino y de lo humano, todos expectantes de la gran faena oratoria y teatral que iba a realizar este polifacético ubetense: Caballero Veinticuatro; semanasantero; carnavalero; pregonero; comerciante avezado; hijo, hermano, padre y esposo ejemplar (en resumen, aglutinador de una gran familia); amigo de muchos amigos; chistoso y alegre; fotógrafo empedernido; cérrimo y chache; escritor y buceador de la más auténtica y autóctona cultura popular…

Mientras daba comienzo el acto, su hijo mayor, José Antonio Soria Rodríguez, artista ubetense consumado y afincado en tierras belgas, fue el encargado de la parte técnica, accionando el ordenador para poner en marcha un pequeño programa de música, con órdenes y avisos al público, para que fuese interactivo en su ausencia, mientras JASA era entrevistado por los medios televisivos; todo ello de una forma graciosa, divertida y perspicaz… («Pasen a los laterales que hay sitio libre», «aplaudan»…).

Y, tras esa corta y entretenida espera, comenzó el originalísimo pregón con el paseíllo inicial (y triunfal, premonitoriamente) del esperado diestro JASA, franqueado por el alcalde, José Robles Valenzuela y la concejala de cultura, Josefa Olmedilla López, que entraron por la puerta grande del auditorio, con el aplauso unánime del público asistente.

Primeramente fue su hijo mayor, Juan Antonio Soria Rodríguez, quien hizo una escapada relámpago, desde Bélgica, para asistir a la faena que iba a ejecutar su padre, pues bien que lo merecía… Vestido de forma informal, leyó un breve y sentido discurso, comentando los rasgos más sobresalientes del pregonero: su irrepetible padre, muy amante de la feria y el jolgorio… Después, todos quedaríamos enterados de que sus tres hijos nacieron alrededor de esta feria ubetense, tan querida por él…

Luego, subió al estrado Miguel Ángel Soria Rodríguez, su segundo hijo, y fue deleitando a todos los asistentes con sabrosas confidencias familiares y filiares, recordando anécdotas de su infancia; reafirmando, con su discurso, que es digna astilla de su padre, y haciendo una pose inesperada: se abrió la chaqueta y exhibió (graciosamente) la camiseta de La Oración del Huerto de la que orgullosamente se proclamó cofrade, al igual que su querido padre; con la consiguiente carcajada general…

Hasta que se nos presentó el pregonero y, muy seriamente, hizo una comparativa de la feria de hacía cien años con la que hoy pregonaba, llegando a la conclusión de que esta “feria de la crisis” se parece como gota de agua a la que se celebró hace un centenario en Úbeda, pues según leyó en el programa, había habido reparto de pan a los pobres, precisamente en este Hospital de Santiago… ¡Cómo no: igual que ahora, que lo hace Cáritas o Cruz Roja…! Y, sacando la anécdota del muchacho que se encontró con él hacía unos días y que ante la alegría del pregonero por la llegada de la feria, le contestó: «¡Ojalá hubiese pasado ya…!». Después se enteró del drama familiar, económico y personal en que se encontraba: toda la familia en paro o estudiando y viviendo solamente con la paga de la pensión de la abuela… Lo que le sirvió de motivo para cargar sobre la tan cacareada crisis a la que los políticos en general (y los allí presentes de nuestra ciudad, en particular), suelen echar mano diciendo que la hemos provocado todos (?); aprovechando para decirles las verdades del barquero… Y así transcurrió su corto pregón, que fue conciso, crítico, cáustico, valiente, oportuno… y muchos calificativos más.

Y haciéndonos creer a todos que ya había terminado, se despidió dando las gracias a todos y a los políticos de la corporación municipal, porque unánimemente lo habían elegido como pregonero, por lo que prometía votarlos a todos, sucesivamente, cada cuatro años…

Pero entonces subió al estrado su guapa hija, vestida con un traje de sevillana, rojo con lunares blancos, para increparle que no se podía acabar de esta manera el pregón, que se fuese vistiendo de torero, como ya se anunciaba a la entrada; que había de dar un pregón diferente al uso, mientras ella fue contando sus sabrosas confidencias feriales y familiares…

Y, al poco rato, volvió a entrar por el fondo del patio de butacas, vestido de luces con chaquetilla de grana y oro, y montera negra en mano (que luego lanzaría a su familia), saludando al expectante y acalorado público de la improvisada plaza; y ascendiendo al ruedo del estrado para torear graciosa y sarcásticamente el morlaco (pregón) que le había tocado en suerte… Para ello, había preparado una buena cantidad de cuerva que iría consumiendo, con la excusa de brindar por los diferentes tendidos hacia los que iba dirigido su pregón, o cuando le aplaudiesen; y hasta obligó al alcalde y a la concejala a que también lo probasen, al final del pregón, cuando subieron para darle sus merecidos regalos por la faena taurina realizada…

Supo empitonar con su gracioso y encendido verbo teatralizado al enfervorecido público que lo observaba embobado, riendo y aplaudiendo continuamente sus diferentes y variados pases taurinos (ocurrencias escritas o inventadas, pues su capacidad de improvisación era ‑y es‑ prodigiosa y loable, en cada momento). Fue dirigiéndose a todos los tendidos de los protagonistas de la feria, empezando por los lactantes, y pasando por los niños, zangalitrones, novios, casados, maduros y viejos. Supo ir expresando, mediante su particular y crítico discurso, todo cuanto le había ocurrido o vivido durante las ferias que ha disfrutado intensamente, a lo largo de más de medio siglo, con esa gracia especial de persona ocurrente y carnavalera, pletórico de tablas teatrales… Para muestra, dos botones. Uno, como su padre tuvo una lechería, aprovechó para decir la buena melena que tenía la concejala Pepa Olmedilla, porque había tomado leche de su vaquería, contrastándola con la del alcalde que no la había probado, por la calvicie que poseía… Dos, cuando JASA dijo al alcalde (y a todos los presentes) que los de Madrid «la tenían más grande…», sacando finalmente la bandera española que tenía bajo su atril…; y aclarando que se refería a que, la que tienen en la capital de España (en Colón), es mucho más grande y alta que la que tenemos en Cuatro Caminos…

Así fue transcurriendo este originalísimo pregón, hasta desternillarnos de risa todos, poniendo un espejo ante el público para que viésemos lo que somos y cómo vivimos la feria en las distintas edades, haciendo graciosas y ocurrentes advertencias a todos (según su edad) para visitar la feria, comer ciertos alimentos o asistir a ciertos espectáculos antes de que llegue el colesterol, el azúcar, la tensión, los hijos, los nietos y todo lo demás… Finalmente, sugirió a la policía local que, cuando acabase la feria, pusiese más cuidado en controlar a los vecinos ruidosos y a los amos de los perros con sus cacas; que está Úbeda imposible…

La noche había transcurrido rauda, pues el entretenimiento que nos había granjeado JASA quedará para siempre en los anales de la historia de los pregones de feria realizados, que ya va por su trigésima primera edición, en los que han intervenido 26 hombres y 5 mujeres; y como decía el propio pregonero: «Desde que ha llegado la democracia, cualquier persona de cualquier condición puede ser pregonero o presidente de una cofradía, pudiendo ser (como él mismo) un simple comerciante…

La noche no quiso irse a dormir hasta que nuestro pregonero finiquitó su dura y gratificante faena, que resultó, como las monedas, con doble cara. La primera parte: seria, aguda y fiel a la realidad que vivimos; la segunda: feriera, alegre, carnavalera y bullanguera, animando a todo el personal presente y ausente (pues se transmitía por la radio y televisión locales) a que todo el mundo se divirtiese en estos largos días que se nos avecinaban, con doble fin de semana incluido. También tuvo palabras de recuerdo a su insigne antiguo vecino de barrio, Antonio Muñoz Molina, para retratarlo como tímido y retraído en aquella época, pero siempre contador y lector de historias, que hoy ya ha alcanzado el preciado Premio Príncipe de las Letras 2013…

Juan Antonio Soria Arias ha sido el personaje irrepetible a quien hemos tenido el gusto de escuchar y actuar con una doble faena: la de persona humilde y del pueblo que sabe exprimir el jugo cotidiano de una inteligente vida, como Caballero Veinticuatro que es; y la persona alegre, divertida, dicharachera y chistosa que sabe lidiar un pregón de feria, cual si fuese un destacado torero local dando pases naturales y de pecho, chicuelinas, verónicas y manoletinas con el capote y la muleta de su prosa divertida, en un lenguaje llano y gracioso, impactante y directo, por lo que el público y la clase política le felicitaron, en pleno, por su memorable y grata faena, que siempre será recordada… Y también JASA nos sorprendió con sus aditamentos musicales y fotográficos, nostálgicos y festivos, antiguos y actuales, quedándose con la atención y el entusiasmo del público que tuvo la suerte de verlo en directo y así quedará para siempre en el recuerdo.


¡Enhorabuena, maestro, por esas dos orejas concedidas por la autoridad competente, pues el rabo por coronar la faena te lo concedió el público, coreándote «torero, torero, torero…»! Merece la pena leer y degustar nuevamente este texto jocoso y literario (o visionarlo de nuevo por televisión): es un documento vivo que engrandece la historia de nuestra antigua villa…

Úbeda, 3 de noviembre de 2014.

Desde aquí, agradezco a Miguel Tejada Moreno sus magníficas fotos…

fsresa@gmail.com

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