3.- Con Olga en el tranvía.
El miércoles volví a telefonear a la oficina de don Ricardo Vidal, presidente de Ayuda Social Cristiana. Una señora muy amable, que debía de ser su secretaria, me citó para el día siguiente, a las diez de la mañana. Por fin, conseguía mi primera entrevista de trabajo. Busqué la carta del párroco de mi pueblo y le pedí a Catalina que me planchara el traje para el día siguiente. Me levanté temprano, me afeité, intenté sacar brillo a los zapatos, me puse el traje con la corbata granate y ordené la habitación. Me miré en el espejo: no tenía mal aspecto. Luego me asomé a la ventana y la luz y el aire me parecieron más hermosos que nunca. Puse el expediente académico en una carpeta, salí muy deprisa y me encontré con Olga en la portería.