5.- Un espermatozoide juguetón.
Salí al lavabo y, cuando regresé, “El Colilla” ya estaba con otro asunto. Le decía, muy serio, a Joaquín, el de la Caixa.
—Pero hombre, Joaquín, ¿cómo has estado? Que eso le pase a otro…; pero a ti…
—Porque soy un gilipollas, Emilio. ¡Un perfecto gilipollas!
“El Colilla” intentaba poner cara de circunstancias; pero, de vez en cuando, se le escapaba una carcajada.
—No puede ser; si cada semana te pasabas por la farmacia y te llevabas una cajita. A ver si va a resultar que tu novia hace horas extraordinarias…