Permitirán mis lectores que, tras más de una veintena de artículos de la serie “Mis pinturas favoritas”, haga una breve recopilación de la profunda evolución de la pintura en estos tres últimos siglos (XV, XVI y XVII). El agotamiento que se percibe en el siglo XVIII no se entiende sin la febril evolución de los tres siglos anteriores y especialmente del último. De ahí que, antes de comentar en su conjunto la pintura del siglo de las luces, recoja en un apretado artículo una visión sintética del recorrido de la pintura en los siglos citados.
Es incontestable que el arte, y particularmente la pintura, está siempre en continua evolución técnica, estilística e, incluso, iconográfica.