Diario de un aficionado cinéfilo, 19

En esta noche lluviosa y desapacible, los incondicionales cinéfilos ubetenses acudimos al Hospital de Santiago y nos encontramos con la sorpresa de que los emigrantes subsaharianos que acampan en nuestra ciudad entran (con consentimiento de la autoridad competente) a este magno edificio para pernoctar en la sala “Julio Corzo”, pues las autoridades se han dado cuenta de que esta noche (y otras que seguirán) es inhumano que duerman en la calle a la intemperie. Nuestra sociedad del bienestar no puede (ni debe) permitir que ningún ser humano sea tratado de forma denigrante, aunque esta buena actuación pueda servir de efecto llamada…

Todo este preámbulo viene como anillo al dedo sobre la “peli” que nuestros amigos del Cineclub El Ambigú nos han preparado para este día: Muchas gracias, Mr. Scrooge (Scrooge, 1970). En español y a todo color disfrutamos de un anticipo navideño con muchísimo mensaje; como ya nos adelantó Andrés: «Cuando salgamos de visionar esta película tendremos unas ansias desaforadas de ser más buenos, dadivosos y magnánimos»; y, en verdad, que no se equivocó ni un ápice…

Antes de comenzar la sesión cinematográfica, unas ricas galletas, elaboradas artesanalmente por un familiar de Andrés, sirvieron de sorpresivo anticipo navideño, regadas con un vino dulce que alegró a todo el personal, proporcionando cierto calor interno, juntamente con las dos estufas instaladas en la pequeña sala que ahuyentaban al frío para que no provocase tiritones ni resfriados…

La versión (en español) de esta producción inglesa consiguió (durante dos horas) que nos enterásemos de la oportuna trama y las interesantes conversaciones de la adaptación musical del popular “Cuento de Navidad” (A Christmas Carol), de Charles Dickens, uno de los más bellos, profundos e inspirados libros que nos haya podido dar la literatura universal. Con guión y música de Leslie Bricusse (solamente los diferentes números musicales están cantados en inglés, aunque alguna palabra injuriosa viene en nuestro idioma, mira por dónde) y dirección de Ronald Neame. ¿Por qué detrás de un gran guión ‑o antes, según se mire‑ está la sólida estructura de una buena creación literaria…?

El film nos presenta a Ebenezer Scrooge (Albert Finney), en 1860, como un malhumorado avaro que explota en su banco a empleado y clientes y odia la Navidad. Precisamente en esa Nochebuena, cuando está solo y desconsolado en su casa, tiene la inesperada visita del fantasma de su socio muerto, Jacob Marley (Alec Guinness), que lo invita a dar una vuelta por el éter, donde se encuentra con la hez de la miseria humana, condenada a vagar eternamente por su mal comportamiento… Le anuncia, además, que vendrán a verlo tres diferentes fantasmas, a lo largo de la noche, para hacerle un recorrido personal sobre sus navidades pasadas (recordándole su juventud, cuando perdió a su único amor debido a su avaricia), presentes (mostrándole la mala situación de la familia de Bob y cómo la vida puede ser alegre) y futuras (revelándole su destino) buscando, en definitiva, que se enmiende de su excesivo afán ahorrativo y su nula munificencia, ahora que está a tiempo…

En estos tiempos de crisis que vivimos, esta clásica e imprescindible obra cinematográfica muestra variadas enseñanzas: es bueno y necesario insuflar esperanza y alegría a raudales y enseñar a vivir un poco mejor; debemos olvidarnos del dinero y el trabajo y tratar de ser un poco más felices (en la medida de lo posible); hemos de saber coger el verdadero camino, compartirlo todo y ser buenos y generosos con los demás… Es un canto, también, a la amistad y contiene una dulzura especial hacia los niños, familiares, amigos, vecinos… durante esta época mágica del año; por eso, lo comentamos todos al término del filme: que esos buenos sentimientos y acciones deberían hacerse extensivos al resto de las noches del año, abandonando la hipocresía del ambiente navideño que se instala en nuestra sociedad occidental por esos días y que el resto del año brilla por su ausencia… ¡No debería ser así! Esta cinta cinematográfica lanza un mensaje cristiano (que puede ser asumido o defendido por cualquier otra ideología o credo), poniendo en el centro a la persona humana, y especialmente al pobre, al enfermo o al que tenga algún tipo de problema.

Este filme ofrece calidez, ternura y alegría y está realizado mediante una magnífica ambientación, con gratas canciones, preciosa fotografía, encantadores efectos visuales y especiales, y magistrales actuaciones de Albert Finney y Alec Guinness. Obtuvo los siguientes premios, que son su mejor carta de presentación. Fue nominada, en 1971, a cuatro Óscar: mejor dirección de arte, mejor diseño de vestuario, mejor canción original (por la canción Thank you very much) y mejor banda sonora; y cinco nominaciones a los Globos de Oro (incluyendo mejor película de comedia o musical, mejor guión, mejor banda sonora y mejor canción original). Albert Finney ganó el Globo de Oro al mejor actor de comedia o musical ese mismo año.

Me imagino que por el camino que llevamos, en nuestra mediática sociedad, la noche de Navidad o año nuevo, haciendo una paradójica exageración, pronto se celebrará con poca o mucha gente alrededor de nosotros, pero donde lo importante será que todo el mundo tenga su pantalla en la mano (iPac, tableta, móvil de última generación, etc.), para enviar el mensaje (o la foto o vídeo) más apropiado por WhatsApp (mejor “guasap”) o correo electrónico, cayendo en la falacia de estar más cerca del lejano que del que está junto a ti…

A la salida, quedamos enterados de que los inmigrantes ya estaban tomando algo caliente, gracias a ciertos “ángeles de la noche” ubetenses, y que andaban preparándose para tener un sueño más reparador y cálido del que tuvieron en días anteriores en cajeros o pasajes, donde hacía un frío aterrador…

¡Ojalá que lo que esta noche hemos visto en la gran pantalla se haga realidad en las conciencias y corazones de todos los ciudadanos, políticos y mandamases incluidos, para que consigamos un mundo mejor, más solidario y humanitario!

Para todos los escolares y estudiantes de secundaria (y sus respectivos maestros o profesores), mañana será el último día lectivo del primer trimestre y la alegría ante la proximidad vacacional inunda ya los corazones de más de un cinéfilo que desea que llegue el jueves próximo para visionar la última película del año 2013: El festín de Babette (Babettes gastebud, 1987), basada en un relato de Isak Dinesen (Karen Blixen), escritora de Memorias de África.

Úbeda, 19 de diciembre de 2013.

 

fsresa@gmail.com

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