3.-El novio de Olga
A la mañana siguiente, me despertó el teléfono. Esperé a ver si alguien lo cogía, pero recordé que “El Colilla” estaba en Perpiñán y no tuve más remedio que levantarme y salir al pasillo, a contestar. Era una voz de hombre que preguntaba por Olga. Ella debía de esperar la llamada, porque la vi acercarse caminando deprisa. Le entregué el auricular, volví a mi habitación y dejé la puerta entreabierta. No la vi tan alegre como otras veces; tenía el pelo desordenado y aspecto de haber dormido mal; es más, me pareció preocupada. Llevaba un pantalón de pijama muy corto, claro y con florecillas en tonos violáceos, y una breve camiseta de tirantes. Tomó el teléfono y tuve la impresión de que se vino abajo. Estaba claro que sabía quién la llamaba.