Esto era una vez…
Un niño al que tanto y tanto querían sus padres, aunque siempre era su madre la que lo mimaba de una manera especial… ¡Qué iba a hacer si no, siempre sería su “chico”…! Su razón tenía: tuvo problemas de salud que, desde bien pequeño, le obligaron a aceptar el dolor y las múltiples entradas al quirófano para que su cuerpo se desarrollase normalmente. Era un niño muy magnánimo y despistado que se sentaba de cualquier manera, tanto en casa como en clase; parecía tener los huesos de goma, pues cogía unas posturas indescriptibles que no le beneficiaban en nada a su espalda…
Y así fue pasando el tiempo…