“Barcos de papel” – Capítulo 03 f

6.- Los apasionados amores de “El Colilla”.

Se llamaba Rosita. Era rubia, monilla, con unos preciosos ojos verdes, alumna de las madres carmelitas, ligerita de cascos y quince años llenos de fantasías. Hay que reconocer que estaba muy desarrollada para su edad, y que el uniforme le quedaba que ni pintado: una blusita blanca, falda plisada de color gris, calcetines azul marino hasta la rodilla, mocasines negros, y un precioso lazo de terciopelo ciñendo su coleta revoltosa. Emilio hablaba de ella a cada momento. En eso consiste estar enamorado: en que no te puedes sacar a una muchacha de la cabeza y, a la menor oportunidad, le cuentas a cualquiera sus ocurrencias. “El Colilla” tenía los cuadernos y los libros llenos de corazones con las iniciales “R y E” (Rosita y Emilio) traspasados por una flecha y no le preocupaban los rumores de que Rosita tenía un novio que estudiaba arquitectura en Madrid.

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