Esto era una vez…
Una niña que, bajo su manto de timidez, albergaba un valioso mundo de fantasía y buen hacer; además de su genio particular… Era la sencillez personificada… Muy agradable en el trato, con una voluntad de hierro (forjada, desde siempre y, especialmente, por su madre, que bien supo guiarla por los derroteros de la vida y sus encrucijadas…).