Como iba diciendo, con mi amigo Juan Maldonado [gracias, Berzosa; vagamente recordaba su nombre, pero no tenía seguridad] compartía la afinidad del delirio por la política y casi ninguna más. Al menos, no lo recuerdo participando activamente en la otra gran pasión que sentí: el deporte, donde la coincidencia era mayor con otros compañeros. Estábamos agrupados en equipos. Yo pertenecía a los Cruzados, que lideraba Juan Cabrerizo Turón y recuerdo que dábamos sopas con honda (perdón por la inmodestia, pero era cierto) a Javieres, Loyolas y hasta al mismísimo potito que se presentara. Aunque en nuestro argot de compañeros, y para ponerle cara a los contrincantes, estaban rebautizados como: los bermúdez, los ballestas, los berzosas…