¿Razón y fe?

Ciencia y religión, dos vías a un mismo lugar.

El físico Higgs, descubridor del bosón, ha dicho: «Soy agnóstico, pero entiendo que ciencia y religión son perfectamente compatibles».

Esto lo escribía Del Moral en su última aportación a esta página web.

Y otros añadieron ya, tras lo del bosón dichoso, que se había descubierto «la partícula de Dios». O sea, que se manifiesta con triunfalismo que Dios existe y es demostrable científicamente (o ya lo ha sido). Es una forma evidente de llevarse el agua al molino, sin mayores explicaciones y con intencionalidad ventajista.

Del Moral e incluso Higgs pueden opinar lo que en su derecho (o creencia) está, mas sus opiniones no pueden (ni debieran) excluir otras contrarias. Porque tanta autoridad pueden tener unas como otras.

Y es que del tema hay muchas cosas que contar, ponderar, evaluar con objetividad, demostrar. Y lo primero que se debiera tener en cuenta es que la religión es un invento humano y, como tal, cuestionable o variable (si no imperfecto); y que el concepto (o si quieren la realidad) de Dios es también, por lo anterior, diverso.

Entonces, ¿a qué Dios no estamos refiriendo cuando hacemos estas afirmaciones? ¿Al «nuestro» (que sin duda, afirmamos, es el «verdadero»)? ¿Y no dicen lo mismo los otros, los de otros dioses…? ¿Por qué ellos no pueden tener razón en la creencia en «su» Dios o dioses…? (Lo nuestro es «verdad revelada», aducimos; por lo tanto, cuestión de fe, que en suma es lo mismo que argumentan los demás).

Y terminamos en que lo principal es tener fe, que es lo mismo que introducir un elemento irracional ‑más bien emocional que objetivo‑ y personal; y admitimos que es un don o gracia que se nos concede, por lo tanto arbitrario y fuera de nuestra decisión voluntaria (si nos llega, la tenemos; si no nos llega, es porque no se nos da). Y esto es todo lo contrario a la ciencia.

Nada que objetar a que Teresa de Jesús opinase «que Dios también anda entre los fogones», máxime cuando ella tenía que convencer a algunas monjas comodonas y reacias a esas tareas; ni que Francisco de Asís viese la obra de Dios en todas las criaturas que le rodeaban (lo que llevaba bastante más lejos de lo conveniente la idea que la jerarquía tenía al respecto). Al fin y al cabo, como he escrito, son opciones personales, vivencias, creencias, fe.

Y hay quienes tienen fe en un Dios y el vecino en otro. Entonces, ¿cuál es el Dios al que la ciencia nos puede acercar…? Se puede encontrar con verdaderos problemas para congeniar sus descubrimientos con la existencia de esos diferentes dioses. De hecho, se ha encontrado y se encuentra con problemas en determinadas situaciones y actuaciones. Y con las diferentes religiones.

¿No es cierto que la ciencia ha encontrado, en muchísimas ocasiones, su camino obstruido, condenado incluso por la religión? Entonces es evidente que ambos caminos nunca pueden coincidir, porque, de hacerlo, se interfieren. Pues la ciencia va derrumbando concepciones que se tenían como inamovibles o intocables, tal y como las religiones las habían definido hasta el momento en que los descubrimientos científicos demuestran que estaban equivocadas de medio a medio. O mal interpretadas.

Pero esto último nos lleva a la “interpretación” y a los “interpretadores” de lo religioso. Y resulta que estos “intermediarios” entre el supuesto Dios y los hombres hacen su labor de muy mala manera; o no saben realmente de lo que están hablando (cosa nunca improbable, pues desconocen al fin y al cabo la fuente directa); o, simplemente, se inventan un cuerpo de creencias y doctrina cuya finalidad es, en último término, el mero control social del pueblo al que dominan (lo que determina una interpretación política, que no religiosa).

Cierto que nuestra mente de humanos se niega al vacío insustancial; buscamos causas (de ahí la ciencia) y, cuando no las encontramos, las inventamos o imaginamos (de ahí la religión), en el intento de que todo tenga su respuesta. Dos caminos que aparentan ser coincidentes, es cierto, porque los dos buscan o explican (¿qué mayor búsqueda que la del origen de todo y su sentido?).

La ciencia persigue el conocimiento y su aplicación (mejor o peor intencionada, desde luego) y puede que, en alguna instancia, también se encuentre a quienes se aprovechan de la misma para los fines que, a su modo, persigue la religión (y es entonces, sólo entonces, cuando en efecto coinciden religión y ciencia).

marianovalcarcel51@gmail.com

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

Deja una respuesta