5, y 4

26-07-2012.

Era verdad que, allá encerrado, se le hizo más duro y penoso el peso del fracaso. Lo ocultaba, lo envolvía en un manto de grandes risotadas y fanfarronería para espantar su propio espanto, y para demostrarle al canco de Omayocán Sabanagrande que no le tenía miedo. ¿Quién a él? ¿Quién carajo le iba a poner la mano encima? ¿Por el alfiler de un prendedor de pelo de la india Libertad Yambé?

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