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21-07-2012.

Desde ese mismo día vivió en casa del comisario, don Trinidad Malpartida; comió en su mesa, sobre el mismo mantel, los mismos frijoles y costillas de puerco; bebió en los mismos vasos y durmió en la misma cama.

Los decires de Chapulín de San Antonio corrían murmuraciones de que el comisario Malpartida era buja­rrón, tenía plumas y cacareaba. Pero el chato Patrocinio desconocía aquello.

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