22-07-2012.
Apuntando hacia cosas y casos del verano ‑pasado, presente o futuro‑, algo que en Úbeda le daba nota distintiva era la consumición de caracoles. Sí; siempre se habían comido caracoles (de tamaño pequeño, prioritariamente) en nuestro pueblo y, es bien cierto que, en celebraciones de barrio (las verbenas modestas y antiguas en las que todo el mundo colaboraba y se aseguraba noches de concierto de la banda municipal, ¡ay, Amparito Roca, cuántas veces sonaste!) y en la intimidad de las casas, se elaboraban y consumían estos animalillos más bien viscosos y de cierto asquito.