21-07-2011.
Me acuerdo de que, en esos días, mi madre, prudente y prevenida, quitó de los cuadros que había en mi casa las láminas de Jesús, de la Virgen y de los Santos. Aquel cuadro de Jesús que había encima de su cama que, cuando entrabas al dormitorio, te miraba y llevaba su vista por donde te dirigías. Aquel otro que representaba a un ángel guiando a un niño, que pretendía cruzar un arroyo… He dicho que mi madre «Quitó. ¡No!: tapó» con otras láminas alusivas a lo que entonces acontecía, como aquella hada con la bandera tricolor, poniéndole sendas coronas de laurel a los cuerpos sin vida de Galán y García Hernández y otras similares.