12-05-2011.
Últimamente está de moda pedir perdón por casi todo. Se pide perdón, generalmente, cuando ya no hay remedio ni solución posible. A buenas horas mangas verdes; pues sí, a buenas horas; pero la forma es la forma, y lo “correctamente político” se impone y hay que hacerlo.
El gobierno alemán ha pedido perdón por el holocausto nazi, el Presidente Clinton por el Séptimo de Caballería y por el exterminio de las tribus autóctonas. El Parlamento español ha condenado también la Guerra Civil después de 60 años. La Iglesia, por los momentos históricos de abuso de poder (Galileo, la Inquisición, etc.) ha entonado su particular “mea culpa”. Me consta que Almunia está pensando aún en cómo pedir perdón a Borrel por el pucherazo de Gaspar Zarrías, ahora que ya no vale para nada. No obstante, existen fundadas dudas de si lo hubiera hecho en el caso hipotético de ganar las elecciones. Sinceramente, creo que no, pero ha pasado tanto tiempo… Se dice que el Presidente del Madrid pedirá próximamente perdón al Barça por los arbitrajes que “sufrió”, a través de los años de “la oprobiosa”. La directiva del Barcelona, en justa reciprocidad, no tardará en plantearse que ellos también deberán demandar piadosa absolución por los abusos de los trencillas, en la era Villar-José M.ª García.
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