Un día de estos, escribiré una respetuosa carta al Presidente de la Junta de Andalucía, pidiéndole que convoque un referéndum para sondear el grado de independentismo y entusiasmo separatista que reina en las tierras del olivar: o sea, en Jaén. Y, en el mismo momento en que se reconozca a Jaén como nación independiente, vuestro seguro servidor prepara su maleta y, ligero de equipaje, como viajan los maestros y los poetas, traslada su domicilio legal, profesional y literario a Úbeda, ese vivo episodio de la Historia de España. Ese pedazo de España en la proa de Andalucía.