26-10-07.
Algo más sobre “Las funciones del maestro”.
Cuenta Camilo José Cela que, con motivo del nonagésimo aniversario del Nobel, se reunieron en Estocolmo algo más de una treintena de supervivientes del Premio. Durante unos días, se dedicaron a viajar en manada y en autobús, a llevar un letrerito de plástico con su nombre en el pecho, a dejarse fotografiar, a sonreír a editores y periodistas, a aplaudir parlamentos en lenguas ignoradas, a comer opíparamente, y a pedir la paz para el mundo, en aquel caso para Yugoslavia.