15-10-07.
Pienso hoy en aquel grupo de muchachos que hace más de cuarenta años dejamos Úbeda y el internado. Unos se quedaron en Andalucía y otros marchamos a Madrid, Barcelona, Valencia o al extranjero. Casi todos empezamos viviendo en una humilde pensión o en un sencillo apartamento, sin ascensor. Nuestro cuarto no era mucho más grande que el que habíamos dejado en el colegio, hacía unas semanas: una cama, una mesa, una silla y un flexo para estudiar. El resto… libros, sueños e ilusiones.