Por Mariano Valcárcel González.
En fin; que la vida está llena de privilegios y de privilegiados. Es cosa innegable en cualquier régimen, sistema o situación. Y, quien diga lo contrario, miente como un bellaco.
Y más, llena de quienes no pueden acceder ni a los privilegios ni a ser privilegiados. También es verdad absoluta.
En este mundo, tener algún privilegio o ser privilegiado tiene su proceso, su camino más o menos sinuoso y difícil. Como dijo aquella de la serie televisiva («Ser privilegiado, cuesta». Bueno; no dijo eso, pero ya se me entiende…).