Por Mariano Valcárcel González.
No recuerdo bien (más bien mal) aquella cita de Bertold Brech que decía algo así como: «Vinieron a buscar a…, y me quedé en mi casa; luego vinieron a por…, y me quedé en mi casa; más tarde fueron a por… (y así seguido) hasta que finalmente llamaron a mi puerta».
Sí; poco a poco van sucediendo cosas que nos parecen nimias o que creemos que no nos pueden afectar, que no nos alcanzarán a nosotros. Por eso, nos quedamos quietos en nuestras casas, en nuestras seguridades. No, no somos valientes; menos aún, temerarios. Esperamos que todo transcurra sin llegarnos siquiera a rozar. Total, ¿nosotros qué hemos hecho?