Por Dionisio Rodríguez Mejías.
4. Una jugada maestra.
Portela cogió la bolsa, la puso encima de la mesa, corrió la cremallera y dejó caer, sobre el tablero, setenta y cinco fajos de billetes de cien mil pesetas cada uno. Hubo un momento de sorpresa en el que Gálvez no acertaba a reaccionar. Siempre habían hablado de cinco millones y era evidente que aquella cantidad era muy superior a la acordada. Al ver la sordidez y la codicia reflejada en los ojos de Gálvez, Paco creyó que era el momento de aplicar la lección que le enseñó Roderas sobre Paco “El Muelas”: «El timo perfecto es aquel en que el timado se cree más listo que el timador, y lo trata de engañar».