Por Fernando Sánchez Resa y Margarita Latorre García.
Margarita:
Mi relación con la Safa no empezó —como tú— con mis estudios de magisterio, sino mucho antes. Precisamente, cuando nací, mi padre —ya sabéis, don José Latorre Salmerón— estando destinado en Torreperogil, como maestro nacional, fue reclamado por el Patronato de la Safa de Úbeda. Así que crecí con la Safa, no como alumna, pues al ser niña, en esa época, no podían escolarizarme aquí (lo hicieron en el colegio de La Milagrosa); pero sí en otros aspectos.