Por Dionisio Rodríguez Mejías.
1. La recogida.
A las diez en punto de la mañana, el coche de Fandiño se detenía ante el domicilio de Barroso, y la mente de Paco volvió a cubrirse de negros nubarrones. Algo le decía que, una vez en su casa y tras una serena reflexión, el charcutero podía haber cambiado de parecer y todo aquel trabajo habría sido inútil.