Por Fernando Sánchez Resa.
No me voy a alargar cronicando sus intervenciones, puesto que el magnánimo e intrépido Pepe Aranda las colgará completas en su Amigos SAFA, habiendo plantado —este año— una pantalla gigante en el escenario para que se pudiese visionar mejor a los actuantes; y Pedro Mora Figueroa las publicará en su completa e interesante revista AMALGAMA,gracias a su arduo y meritorio trabajo de sacar adelante esta revista genuinamente safista, joya de Andalucía, hecha desde Aragón por un villanovense ejemplar.
Francisco Alameda López, como representante institucional fue el primero en tomar la palabra, seguido de los representantes de las promociones que este año celebraban el cincuentenario de su salida de la Safa de Úbeda: Pedro Montoro Martínez (Profesionales Oficialía del 68); Francisco Barbero de la Blanca (Magisterio 69), que dio una lúcida explicación sobre la ausencia de la Promoción Magisterio del 68; y Marcos Olavarrieta Virizuela (Profesionales Maestría del 68), quienes leyeron brillante y sentidamente sus discursos, aportando dignos y nuevos relatos históricos, sentimentales y anecdóticos safistas, a la larga estela marcada en años anteriores.
También lo hicieron los invitados Margarita Latorre García y Fernando Sánchez Resa (Magisterio 73) con su diálogo en prosa; Pedro Mora Figueroa (Profesionales 60-62) con su improvisada y siempre animadora intervención; el sabioteño Pepe Aranda como súper sorpresa programada, secreta y astutamente, por el presentador como “invitado sin confirmar”, que sorprendió a todos, arrancando sonrisas y carcajadas al público con sus cálidas palabras, su sabio proceder y la lectura de una chuleta que tenía guardaba en el bolsillo, por si acaso; y Antonio Lara Pozuelo, primeramente en solitario, y luego acompañado por Pedro Mora Figueroa (cual jefes de sus respectivas tribus) llevaron a cabo un pacto verbal teatralizado, gracias al texto poético del primero, firmando públicamente (como se dijo hace cinco años en el Patio de Columnas), la paz entre Profesionales Comanches y Rostros Pálidos de Magisterio, atreviéndose por momentos a canturrear sus textos para animar, quizás a Margarita Latorre García, que con su timidez manifiesta (no todos los valientes tienen la misma madera humana), diera el gran paso hacia el estrado. Así que Margarita, tras el reto improvisado lanzado por MMM para que se atreviese a cantar algo alegre que endulzara la celebración, tuvo el valor de subir al escenario, nuevamente, para cantar (a capela y sin tenerla preparada) la canción “Romanza de Rosa” (de la zarzuela “El Rey que rabió”), provocando las delicias del público asistente y un cerrado aplauso.
Mientras transcurría el acto, una fuerte y continuada tormenta regaba los tejados del salón de actos y el resto de las estancias y patios de la Safa, añadiendo un bronco y rítmico sonido de fondo a todo lo que acontecía allí dentro, como si quisiera anticiparse el aplauso final por la gloriosa sesión vivida. Menos mal que tuvimos la suerte de que finiquitara la manta de agua, poco antes de consumirse las casi tres horas de intenso laborar safista vivido en su interior.
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Quisiera hacerme eco de la enjundiosa peculiaridad y el leitmotiv que supo imprimir MMM —con su bizarría y generosidad características— a esta sexta edición: el mensaje de reconocimiento y agradecimiento, cuyo espíritu y filosofía impregnó todo el acto…
Las enternecidas y sinceras palabras de Paco Bordés se cerraron con un fuerte, largo y caluroso aplauso, que fue la espoleta para marchar a la comida programada en el “Hotel Ciudad de Úbeda” y poder disfrutar de momentos de alegría y nostalgia.
Nosotros, al tener la familia reunida en Úbeda, no pudimos asistir a ella, aunque lo hicimos en íntima y alegre fraternidad, recordando los gratos momentos vividos y esperando repetirlos, como el resto de asistentes, el próximo año, si Dios quiere…
Sevilla, 6 de junio de 2018.